Una sola Fecha
El 2024 llega como una bocanada de aire fresco para la sociedad venezolana. No es exagerar en demasía, sino entender que este año que inicia es crucial en la vida republicana del país. Doce meses que depararán el destino que cada ciudadano esté dispuesto a luchar y conseguir. No es cuestión de políticos ni de candidata, la cuestión radica en la decisión de la gente de suscribir un “hasta aquí” rotundo a todo el oprobio vivido. Está bien celebrar a los Tiburones, pero la prioridad pasa por pensar en el juego que en verdad importa, porque a fin de cuentas, también la pelota criolla está cubierta por la fétida mano roja.
Se avizoran uno días atípicos cargados de situaciones inesperadas, pero lo que puede diferenciar el 2024 a otros años, es que no hay incertidumbre en torno al único hecho real que ocurrirá: elecciones presidenciales. A pesar de que el régimen no quiere –ni querrá- establecer el cronograma electoral la única fecha segura es la que apunta a las presidenciales. Por supuesto, en Miraflores están conscientes de ello, de allí que tomará las previsiones que le permitan a través de amaños un triunfo seguro. Mientras aplican el libro tradicional de represión, miedo y chantaje, Maduro y su séquito buscan la fórmula que les permita evitar el inminente deslave electoral.
Si bien, ante la opinión pública la posición de la comunidad internacional presenta pasos de elefante blanco, la presión internacional que se ejerce con el propósito de lograr elecciones libres y en condiciones, se hace cada vez más intensa. Aunque la liberación del “Zar de los Clap” configura virtualmente una derrota negociadora, la realidad se desarrolla de manera distinta a lo que el aparato comunicacional del régimen muestra. La comunidad internacional jugará un papel importante en el objetivo ulterior que significan las elecciones venezolanas. Bajo esta premisa es importante entender, que la presión de nuestros aliados en el mundo nunca será igual a la presión ciudadana interna.
Al mismo tiempo que el régimen obligatoriamente deshoja la margarita electoral, María Corina se anota pequeños triunfos políticos que, a la larga, sentarán las bases para que los números que ofrecen las encuestas se consoliden en una realidad irrefutable. La candidata marca la agenda desde las Primarias y pone al régimen en modo defensivo. La coalición de poder trata de aclarar por todos los medios y voceros posibles, que no existe negociación con MCM. Se desgañotan afirmando que nunca van a hablar con ella y se cobijan en la negación automática, sin darse cuenta, que todo se sabe y se sabrá en su el moento oportuno.
Este año habrá elecciones presidenciales quiera o no el régimen. Ya podemos sentir los primeros síntomas de que esa fecha es inevitable. Por ejemplo, cuando el régimen envía a sus manadas de chacales a intimidar y agredir a la oposición, es porque los números no le dan buenos augurios y les dan el mismo resultado en cada plan establecido; medirse en las urnas. La lucha democrática inició con buen pie, visto que la unidad de la oposición política verdadera trabaja sin descanso en la campaña de MCM. No importan las mentiras de Luis Vicente León, ni de Cabello, pues cada día que pasa de este enero frenético se consolida la única fecha que nos debe importar. Está en cada ciudadano marcarla en el calendario.
Miguel Peña
@miguepeg
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