Campaña a tres bandas

 


Por Miguel Peña

En el tablero político venezolano, la campaña electoral de la unidad democrática opositora se despliega como un juego de ajederez a tres bandas. Y, ¿quién diría que la reina de este tablero sería María Corina Machado? Con su liderazgo indiscutible, Machado ha asumido la punta de lanza de la campaña y se encarga -sin miedo- del eje social, visitando cada rincón del país y las antiguas zonas rojas impenetrables por la oposición. Su discurso, claro y sin promesas vacías, está cargado de una esperanza que hace mucho tiempo no se veía en Venezuela. Ha logrado transformar la frustración y la rabia en un compromiso social y democrático.

Por otro lado, el Candidato Edmundo González U. ha tomado las riendas del eje diplomático. Con una agenda de reuniones políticas con distintos sectores y organizaciones, busca sumar voluntades a la causa y explicar el plan de gobierno que se iniciará al ganar las elecciones. El eje de organización electoral lo asumen el comando de campaña y los partidos políticos que, conjuntamente con María Corina, trabajan con esta fórmula inédita del 600K y los comanditos.

Y mientras tanto, ¿qué hace el régimen? Pues, parece que no ha podido hacerle frente a la campaña de la unidad democrática. Se queda atrás y no puede llevarle el paso a María Corina, quien es la que marca la agenda electoral. Al madurismo solo le queda imitar de mala forma a Machado. La campaña del chavismo es una triste carrera de relevos.  La reacción del chavismo ante la campaña de la unidad democrática ha sido, en una palabra, predecible. Revoca la invitación a que la misión electoral europea participe en los comicios presidenciales del 28 de julio. Además, han declarado personas non gratas a los 446 eurodiputados, aumenta centros electorales con una mesa y manda a sus encuestadores a crear matrices de opinión desmeritando la supercampaña de MCM.

Pero, ¿qué pasa con la comunidad internacional? Bueno, la respuesta ha sido unánime. La comunidad internacional ha condenado las acciones del chavismo y ha expresado su apoyo a la campaña de la unidad democrática. Han instado al chavismo a respetar los derechos humanos y a permitir unas elecciones libres y justas. Presidentes que hasta ahora se consideran aliados del chavismo, como Lula y Petro, hacen llamados públicos y privados para que Miraflores negocie y permita sin obstáculos la observación internacional. 

Mientras el país civil se sube a Edmundoneta, los militares también tienen un papel importante. Son ellos quienes, en última instancia, pueden decidir el destino de la nación. Su lealtad a la constitución y al pueblo venezolano es fundamental para garantizar una transición pacífica y democrática. Ciertamente, es conocido que el chavismo ha intentado cooptar a los militares desde su llegada al poder, utilizando su influencia para asegurar su lealtad. Pero la historia nos ha enseñado que los militares no son inmunes a los vientos del cambio. Al igual que el resto de la sociedad, pueden ser influenciados por la creciente demanda de cambio y democracia. 

Por lo tanto, la pregunta clave es: ¿Estarán los militares dispuestos a apoyar un cambio democrático en Venezuela? Solo el tiempo lo dirá. Pero una cosa es segura: su papel será crucial en el desenlace de esta historia; los soldados de la alcabala, palparon ayer el fenómeno social y político que vive el país.  Así que, queridos lectores, ¿no es irónico? En medio de la desesperación, surge una campaña que, a pesar de las adversidades, se mueve con la precisión de un reloj suizo. Y al final del día, ¿no es eso lo que nos da esperanza? La certeza de que, a pesar de todo, hay quienes están dispuestos a luchar por un mejor futuro para Venezuela. ¡Vamos, Venezuela! ¡El cambio está en nuestras manos, lleguemos hasta el final!


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